Cougar/Puma.

                                      Grafito sobre papel Caballo (70x50 cm), año 2007.

Polluelos de Pingüino Emperador.

Aptenodytes forsteri: el más grande de todos los pigúinos. Su distribución es circumpolar. Grafito (40x70 cm), año 2006.

Marta con Zorzal

  Marta (Martes martes), con un zorzal común (Turdus philomelos). Acrílico (39x54 cm), año 2004.

Mirlo Acuático.

              Mirlo Acuático (Cinclus cinclus). Acrílico sobre papel Daler (50´5x72 cm), año 2000.

Pito Real.

                                             Pito Real o Pico Verde (Picus viridis), acrílico.

Mirlo.

                                Mirlo Común (Turdus merula). Acrílico (36´2x52´5 cm), año 2004.

"Picaflor".

                  Camachuelo Común (Pyrrhula pyrrhula), macho. Acrílico (36x52´5), año 2003.

"Char char".

                                    Tarabilla Común (Saxicola torcuata) macho. Acrílico, año 2005.

Verderón y manzanas.

                     Verderón Común (Carduelis chloris). Acrílico (25´5x48 cm),año 2005.

Colimbo.

                           Colimbo Grande (Gavia immer), con plumaje invernal. Acrílico, año 2005.

Cerceta.

                                  Cerceta Común Europea (Anas creeca). Acrílico, año 2006.

A contraluz.

                                  Carbonero Palustre (Parus palustris). Acrílico, año 2006.

Mérgulos.

                  Mérgulos Atlánticos (Alle alle), en plumaje estival. Dibujo a grafito, año 2006.

Havelda.

                                           Pato Havelda (Clangula hyemalis), acuarela, año 2006.

Indio Kamayura, Brasil.

                                                           Lápiz y acuarela, año 1997.

Lobo.

Aunque me gusta realizar mis propias composiciones, a veces, como en este caso, la fotografía me gusta tanto, que decido pintarla. Pertenece a un libro titulado: LA CAZA. Acrílico (36´5x54 cm), año 2005.

Papiliónidos.

                       Algunas especies de mariposas pertenecientes a la familia Papilionidae, acuarela.

Oteando desde el poste.

Este ratonero, se posaba diariamente en un poste frente a la casa. Lo fotografié en muchas ocasiones, pero  hubiese podido pintarlo del natural, pues se pasaba ahí mucho tiempo. Desde su atalaya, lo he visto cazar topillos, ratones y algún que otro reptil. Busardo Ratonero (Buteo buteo), acrílico sobre papel montado Daler, año 2008.

Raitana Mora.

Pegada a las oficinas de la Fundación Oso de Asturias en Proaza, asoma el tejado de una vieja casa.
Un Colirrojo Tizón (Phoenicurus ochruros), lo utiliza como posadero, y me hace compañía desde hace         tiempo. Acrílico sobre papel montado Daler (52´5x36´5 cm).
        

Lúganos.

                                            Pareja de lúganos (Carduelis spinus), acuarela.

Guía de las Aves de Asturias.

Portada para la 2ª y 3ª edición, años 2000 y 2001.                      

               

  Una de las páginas de colimbos.              

               Lámina identificativa de las pardelas en vuelo.  

Tuve la suerte de poder participar en una de las muchas publicaciones de Alfredo Noval, maestro y amigo, fallecido desgraciadamente poco después de la publicación de esta obra. Alfredo, fue uno de los pioneros de la conservación de la naturaleza y, su trabajo, sigue siendo un referente en el mundo de la ornitología.

Araos.

Partiendo de las fotografías hechas por un amigo en Inglaterra hace unos años, en unas colonias de cría de esta especie: Arao Común (Uria aalge), estudio a lápiz y acrílico sobre papel (38x58 cm), año 2005.

Martinete.

Partiendo de fotografías, he reunido diferentes aspectos del Martinete Común (Nycticorax nycticorax), grafito en  papel Caballo (50x38 cm), año 2007.

Cierva con cría.

(Cervus elaphus), año 2005.

Estudio a carboncillo de una cierva con su cría. Poco tiempo después de nacer, el cervatillo ya puede mantenerse erguido, intenta mamar mientras su madre continua limpiándolo para eliminar  olores. Es necesario, que a las pocas horas pueda seguir a su madre, que durante los periodos en los que se alimenta, dejará al cervatillo, echado entre la vegetación, permaneciendo practicamente inmóvil, para pasar inadvertido ante los posibles predadores, que tendrán difícil dar con el lugar donde se esconde ya, que además, practicamente no desprende olor.